Una de las alternativas que podemos aprovechar después de cultivos exigentes como las solanáceas, es plantar guisantes o habas en el huerto. Además de ser una planta que no requiere mucha atención, ofrece muchas recompensas con la recolección.
De forma habitual, el guisante está muy establecido como ingrediente en la cocina de muchos países.
A diferencia de los guisantes en lata o congelados, tener la oportunidad de poder tomarlos frescos y recién recolectados no tiene comparación.
Por eso, te queremos contar cómo plantar guisantes en tu propio huerto o incluso en macetas.
La siembra o plantación de guisantes
¿Cuándo plantar guisantes?
La etapa de plantación de guisantes dependerá de la zona donde nos encontremos y su climatología.
En ambientes cálidos, la época ideal para plantar guisantes es a principios de octubre, con lo que se obtienen recolecciones tempranas.
En zonas con inviernos más fríos, habrá que retrasar la plantación hasta la mitad de febrero, debido a que podemos tener problemas de germinación o falta de crecimiento por bajas temperaturas.
Muchas veces, los guisantes plantados en esta época adelantan en desarrollo y producción a aquellos sembrados en otoño y han sido sometidos a bajas temperaturas.
En cualquier caso, como hay muchas variedades adaptadas a distintas condiciones de frío o calor, es necesario ver en la etiqueta las especificaciones sobre cuándo plantar guisantes.
¿Cómo podemos plantar guisantes?
Antes de colocar las semillas, una recomendación inicial es regar el terreno. De esta forma, adelantaremos algunos días la germinación de las semillas, que se efectuará como siempre. Se crea un pequeño surco y se colocan las semillas.
Una alternativa más rápida pero menos económica es comprar la plántula y posteriormente transplantar. Con ello ganamos hasta 1 mes la fecha de recolección, ya que las semillas de guisante tardan en germinar unos 10 días, más el tiempo de desarrollo inicial hasta lograr esos 10-15 cm de altura.
Para efectuar la siembra, como hemos comentado, abrimos un surco y colocamos una semilla cada 20 o 30 cm de distancia.
La distancia entre surcos recomendable suele variar de los 40 cm hasta los 60 cm, según las características de desarrollo del guisante.
Es también importante la profundidad de siembra, que deberá de ser de 3 a 4 cm.
¿Cuándo se siembra?
Dependerá de la variedad elegida y la fecha de recolección que queramos.
Los guisantes tempranos se podrán plantar en octubre (hemisferio norte).
En cambio, en climas fríos, los puedes sembrar a partir de febrero (hemisferio norte) o esperar unos meses más si el frío aún persiste.
Los guisantes tardíos se deberán plantar a partir de julio.
Una recomendación para lograr acelerar la germinación a la hora de plantar guisantes es humedecerlos 2 días antes de la siembra. Con ello se acelera la rotura de la testa y salida de la plántula en formación.
Cultivo del Guisante
Vamos a separar cada uno de los puntos fuertes del cultivo, según la climatología, necesidades de riego, abonado y otras cuestiones importantes.
Clima y desarrollo del guisante
El cultivo de guisantes se ve favorecido por un clima frío, temperaturas bajas pero moderadas. De igual forma, también necesita una humedad ambiental alta (superior al 60%).
No le favorece para nada el calor en exceso o zonas secas, sin pluviometría o carentes de humedad.
Por lo tanto, a la hora de plantar guisantes, escogeremos zonas con temperaturas entre los 10 y los 20 ºC.
Por debajo se ralentiza el crecimiento (con temperaturas bajo cero pueden tener daños por heladas) y por encima de los 20 ºC, igualmente el desarrollo de la planta no es el que debiera.
Habrá días que alcancemos temperaturas bajas, pero no será problema para el desarrollo del guisante. Simplemente se queda aletargado y en espera de un poco más de calor.
De hecho, notarás un rápido crecimiento cuando las temperaturas ascienden por encima de los 10 ºC durante la mayor parte del día.
Sin embargo, por si te planteas su cultivo en verano en zonas muy calurosas, a partir de los 35 ºC se detiene su crecimiento.
Características del riego
A la hora de plantar guisantes, es esencial no dejar la planta sin agua durante mucho tiempo, haciendo riegos escalonados.
El cultivo se ha desarrollado muy bien con riegos abundantes y espaciados, dejando que la tierra adquiera la capacidad de campo y tenga un tempero (estado de humedad óptimo) que se mantengan en el tiempo.
Posteriormente, según la tierra vaya perdiendo la humedad, realizaremos un nuevo riego con las mismas características.
Para fomentar la salida de flores, un truco es recortar los riegos. De esta forma se estimula la producción de yemas y salida de flores. Con frutos, volveremos al estado habitual de aporte de agua.
Necesidad de aporte de nutrientes
Los guisantes, como muchas otras leguminosas, son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico. Esto quiere decir que podemos reducir el aporte de este elemento, pero nunca sustituirá por completo lo que puede conseguir a través de organismos de simbiosis que son capaces de aprovechar el nitrógeno.
La riqueza en materia orgánica del suelo será un añadido, ya que poco a poco va liberando nutrientes fácilmente disponibles para la planta.
Para que te hagas una idea inicial, piensa que entre el 20 y el 30% de la materia orgánica o o compost utilizado se mineralizará el primer año. Es decir, será aprovechable por las plantas el nitrógeno aportado (forma amoniacal y posteriormente nítrica), fósforo, potasio y micronutrientes.
Plantar guisantes por primera vez en un terreno requerirá una labor profunda del suelo. Es recomendable remover los 30 primeros centímetros de suelo para airear el suelo, mejorar la floculación del mismo y repartir mejor la materia orgánica presente en el mismo.
Abonado inorgánico del guisante
En cuanto al aporte de fertilizantes inorgánicos, aportamos la siguiente referencia en cuanto a las necesidades nutricionales del guisante.
Por cada 1000 de cosecha producida:
UFN: 40-45 kg de nitrógeno por hectárea
UFP: 20-25 kg de fósforo por hectárea
UFK: 30-35 kg de potasio por hectárea
Nitrógeno
- Importante para fomentar el desarrollo y formación de la planta.
- Está unido a la disponibilidad de Rhizobium leguminosarum, para fijar el nitrógeno.
- Como la fijación del nitrógeno no cubre todas las necesidades del guisante, es recomendable aportaciones adicional, sobre todo en climas fríos o con bajo desarrollo de microorganismos.
Deficiencia de nitrógeno: clorosis general del cultivo, con caída de hojas jóvenes.
Fósforo
- Favorece la formación de nuevas raíces. Estimula el grosor del tallo y la aparición de flores, cantidad de vainas y número de granos.
- Su uso en aporte de fondo (antes de la plantación) favorece el incremento del número de nódulos de Rhizobium leguminosarum.
- En suelos de pH alto y presencia de calcio, se reduce su efectividad.
Deficiencia de fósforo: falta de desarrollo general de la planta, tallos raquíticos y entrenudos excesivamente cortos. Falta de crecimiento en las hojas y reducción del número de vainas.
Potasio
- Estimula la producción de los azúcares y ayuda a formar proteínas.
- Favorece el proceso fotosintético y regular el almacenamiento de sustancias reserva, favorables en periodos de sequía o frío.
- Forma parte de la regulación de la transpiración de la planta y, por tanto, de la movilidad del calcio.
- Inrerviene en la formación de nódulos y la producción de nuevas raíces, como el fósforo.
Deficiencia de potasio: se produce una clorosis (pérdida del color verde) y necrosis sobre la punta y bordes de la hoja.
Características del suelo
Las mejores condiciones a la hora de plantar guisantes son disponer de un suelo mullido y esponjoso, con un nivel adecuado (por encima del 1,5%) de materia orgánica, que favorecerá la retención de humedad.
Es preferible buscar un suelo arcilloso, sin mucha presencia de calizas (para mejorar la disponibilidad de fósforo), fresco y con buen drenaje.
El acolchado o mulching posterior a cuando vayas a plantar guisantes es recomendable para mejorar la conservación de humedad y el desarrollo de los tallos.
Asociaciones favorables y desfavorables del guisante
Plantar guisantes en el huerto supone compartir con otras plantas (verduras, frutas y hortalizas). Por lo tanto, necesitamos conocer si los compañeros de viaje van a perjudicar o mejorar el resultado final de la plantación.
Los guisantes se pueden plantar junto con un gran número de familia de plantas, a excepción de ajos y cebolla.
Por tanto, podemos hacer líneas de plantación con muchas verduras y hortalizas, como rabanitos, lechuga, brócoli, etc. Todos estos cultivos podrán aprovecharse del nitrógeno que los organismos fijadores dejen en el suelo.
Entutorado de los guisantes
Una recomendación después de la plantación de guisantes, cuando empiezan a crecer y ganar alturas, es el entutorado.
Esta técnica consiste en ir fijando los zarcillos en cañas o palos, de manera que va guiando su crecimiento.
Esto se hace así debido a que el guisante, de por sí, tiene aspecto rastrero, por lo que sus frutos estarían en contacto con el suelo húmedo y podrían pudrirse.
Lo mismo ocurre con el tomate, que también se colocan tutores cuando adquiere una altura significativa.
El tutorado de guisantes se puede hacer con cañas de 1,5 a 2 metros de altura, tutores de madera, plástico u otro material.
Igualmente, también podemos buscar mallas plásticas (como las naranjas de una obra). Su colocación es muy sencilla, aunque necesitarán varas para sostener dichas mallas.
Simplemente tendremos que acercar las plantas a la malla para ayudarlas a que los zarcillos se fijen en ellas y queden bien agarrados.
Algunos consejos adicionales sobre plantar guisantes.
¿Se puede plantar guisantes en macetas?
No hay limitaciones a la hora de plantar guisantes, incluso en macetas y en casa. El único factor que puede que nos limite es el volumen de las macetas.
Por su desarrollo de raíces, es recomendable tener una maceta lo suficientemente grande, al menos con un volumen superior a 15 litros.
Podremos utilizar cualquier sustrato comercial de marcas reconocidas. Según vaya desarrollándose el cultivo, necesitaremos sostener la planta con tutores.